El estrés es una reacción a los cambios o desafíos del entorno.

Esta reacción involucra a:

• Tu cuerpo (palpitaciones, aumento de la tensión muscular)
• Tus pensamientos («Tengo tanto que hacer que no puedo con ello»)
• Tus sentimientos (nerviosismo, ansiedad).

Nos estresamos especialmente cuando pensamos que no estamos preparados para una situación («sé que suspenderé el examen»). Incluso el pensamiento «no puedo hacerlo» es suficiente para aumentar el estrés.

El cuerpo reacciona al estrés activando distintas áreas: el corazón se acelera, la respiración se acelera, la tensión arterial sube, los músculos se tensan, sientes nerviosismo…

En nuestra vida cotidiana pueden esconderse muchas pequeñas fuentes de estrés (por ejemplo, discusiones con amigos o familiares, tener muchas citas, próximos exámenes en el colegio). De vez en cuando, también puede haber un factor estresante realmente grande en tu vida (por ejemplo, que tus padres se separen, que te acosen).

Muchas pequeñas o una gran fuente de estrés pueden impedir que tu cuerpo se calme, obligándolo a permanecer tenso y en alerta máxima.

Por lo tanto, ¡debemos ayudar a nuestro cuerpo cuando está sometido a estrés!